Nota en Página/12 . 3 de noviembre de 2022
Los letristas clásicos han sido analizados innumerables veces, pero ya desde el título el libro fija su intención de dar cuenta de una obra que no deja de ganar espesor.
"Hay pocos trabajos sobre la letrística del género desde la vuelta de la democracia a la actualidad.". Imagen: Leandro Teysseire
A veces se habla del tango como si no hubiera más bardos que los del pasado.
Como si, cancelada la posibilidad de alcanzar la estatura poética de sus mejores exponentes, no hubiera nada más por escribirse. Como si, incluso, esos grandes de la época de oro del género no hubieran compartido cartel con rimas facilongas y metáforas de una cursilería que harían sonrojar al mismísimo Arjona (te estamos mirando a vos, "puente de cristal"). Pero lo cierto es que quienes cultivan el tango del siglo XXI hace rato que discuten sobre sus (nuevos) trovadores preferidos. Que si las letras de Alorsa, las de Acho Estol, que si Marisa Vázquez, Victoria di Raimondo o Cintia Trigo, y qué pasa con las de Juan Lorenzo, su tocayo Serén o Mariano Pini, por nombrar apenas algunos en esta lista breve e injusta. Más allá de los muchos cancioneros que –por suerte- empiezan a proliferar, al tango siglo XXI le faltaba un volumen que le diera contexto y marco teórico.
El poeta Matías Mauricio acaba de publicar Tango post 2001: estallido social y nuevas poéticas, que presentará este miércoles 2 a las 19.30 en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543) con música en vivo de Cucuza Castiello, Leandro Nikitoff, Mariano Heler, el bailarín Juampy Ramírez, y la bandoneonista Cindy Harcha con uno de los fueyes de Aníbal Troilo.